EUROPA
PRESS
23 enero
2017
Restringir las calorías de la dieta realmente favorece una vida
más larga y saludable, como acaba de demostrar una investigación con monos
rhesus, con que se resuelve una de las incógnitas más controvertidas en la
investigación del envejecimiento.
En esta
investigación han colaborado dos equipos de investigación en competencia --uno
de la Universidad de Wisconsin-Madison (UW-Madison) y otro del Instituto
Nacional sobre el Envejecimiento (NIA, por sus siglas en inglés), en Estados
Unidos, cuyas conclusiones se han publicado en la revista 'Nature
Communications'.
En
2009, el equipo de estudio de UW-Madison reportó beneficios significativos en
la supervivencia y la reducción del cáncer, las enfermedades cardiovasculares y
la resistencia a la insulina en el caso de los monos que comían menos que sus
compañeros. Sin embargo, en 2012, el equipo del estudio de NIA informó de que
no había ninguna mejora significativa en la supervivencia, pero sí encontró una
tendencia hacia mejoras en la salud.
"Estos
resultados contradictorios habían arrojado una sombra de duda sobre la
posibilidad de traducir el paradigma de restricción calórica como un medio para
entender el envejecimiento y qué crea la vulnerabilidad a la enfermedad
relacionada con la edad", dice Anderson, uno de los autores
correspondientes del informe. Trabajando juntos, los laboratorios competidores
analizaron datos reunidos durante muchos años, entre ellos datos de casi 200
monos de ambos estudios.
Edad, dieta y sexo, claves para los
beneficios de restricción calórica
Ahora,
los científicos creen que saben por qué sus análisis mostraron resultados
diferentes. En primer lugar, se restringió la dieta de los animales de los dos
estudios a diferentes edades. El análisis comparativo revela que comer menos es
beneficioso en primates adultos y mayores, pero no es para los animales más
jóvenes. Esto es una gran divergencia con estudios previos en roedores, en los
que empezar a una edad temprana es mejor a la hora de conseguir los beneficios
de una dieta baja en calorías.
En
segundo lugar, en el grupo de monos mayores de NIA, los monos control comieron
menos que el grupo de control de Wisconsin y esta menor ingesta de alimentos se
asoció con una mejor supervivencia en comparación con los controles de
Wisconsin. La falta de diferencias en la supervivencia entre los grupos de
control y con restricción calórica de los monos de edad más avanzada en el NIA
se observa como una diferencia beneficiosa en comparación con los datos de
UW-Madison: parece que pequeñas diferencias en la ingesta de alimentos en los
primates podrían afectar significativamente al envejecimiento y la salud.
En
tercer lugar, la composición de la dieta era sustancialmente diferente entre
los estudios. Los monos de NIA tomaron alimentos de origen natural y los monos
de UW-Madison, parte de la colonia en el Centro Nacional de Investigación de
Primates de Wisconsin, comieron alimentos procesados con mayor contenido de
azúcar. Los animales de control de UW-Madison eran más grasos que los monos
control en NIA, lo que indica sin restricción de ingesta de alimentos, lo que
se come puede comer marca una gran diferencia para la masa grasa y la
composición corporal.
Finalmente,
el equipo identificó diferencias claves entre los sexos en la relación entre la
dieta, adiposidad (grasa) y sensibilidad a la insulina, donde las hembras
parecen ser menos vulnerables a los efectos adversos de la adiposidad que los
hombres. Esta nueva percepción parece ser particularmente importante en los
primates y probablemente es traducible a los seres humanos.
El
resultado del informe es que la restricción calórica parece afectar al
envejecimiento. Sin embargo, en el caso de los primates, debe tenerse en cuenta
la edad, la dieta y el sexo deben para determinar exactamente los beneficios
completos de una menor ingesta calórica.